La voz interna

jueves, 12 de enero de 2017

Ivana del morro

 

 

 

IVANA DEL MORRO


Atrás del morro vivían miles apilados como muñecos, padecían y morían como moscas;
algunos sobrevivían, pero pocos, casi ninguno salía de las calles polvorientas del Fregau.
Ivana (como otros tantos), nació grande; nació con los ojos negros bien abiertos y todos los sentidos puestos, aun así y antes de que corriera por sus piernas sangre de mujer, ya escapaba de las manos de los negros que la correteaban por entre el chaperío, no siempre corrió tan aprisa o se despertó a tiempo, alguna noche la arrinconaron contra la madera o los restos de bloque pelado y amaneció llorando, no hay mucho más que hacer, correr a tiempo, no hay mucho más que decir.
A los once ya tenía más ideas que rulos, una boca mullida y una mirada filosa y la respuesta rápida al bobón de turno.

Parada sobre el morro, veía caer la noche en la miseria de luces amarillentas, las corridas, los gritos, la música del terreiro y el alboroto de los niños; comprendió que fue una decisión correcta, sus motivos tenía, bastaba con ver cómo arrastraban esas mujeres a sus hijos, lo demacradas que estaban, lo condenadas que se mantenían, criando uno tras otro, echándolos de las casas ni bien salía el sol y dejándolos entrar por la noche sin preguntar a donde fueron. Los más grandes, a veces no regresaban o regresaban a los años; los del medio arrastraban a sus hermanos y los perdían en los descampados o los regresaban cagados y mugrientos a la hora del almuerzo.
Al pie del morro crecían pobres como granos en la tierra, la mayoría explotaban  jóvenes y algunos se pudrían un largo tiempo antes de ver el sol.

Ivana Sousa das Rozas no estaba dispuesta a poner un punto más en el Fregau, no todo era así de oscuro como lo pintaba la noche, allí también estaba  la Mae con los ojos dados vueltas, con el altar de todos los dioses, con los blancos y los negros, también los rojos, y te veía el futuro y te buscaba en el pasado y fumaba como loca y bailaba y tomaba cachaza; entonces hablaba con otra voz y te decía cosas al oído o te trataba de puta a los gritos, dependiendo del ánimo de los orishas o de la cara de la morena. También estaban los que comían mangos y parecían felices;  como Tiño, que andaba cantando por la calle y saludando con una sonrisa de lado a lado, y te encandilaba con los dientes blancos y los ojos buenos, pero nadie se salvaba de la miseria, los que no la sufrían en la panza la padecían en la almohada o tenían esas culpas guardadas que le llevaban a la Mae o que cantaba Tiño cuando estaba triste.

De pie, aun de pie, Ivana recordó que la Mae le advirtió sobre el  moreno “La gente buena también hace cosas malas, aunque sea sin querer” lo recordaba ahora, pero no cuando Tiño le acarició la espalda y se le abrieron los labios mientras cerraba los ojos, entonces no había favela ni dolor, solo las manos bajando por la espalda y erizando la nuca.
Imposible  pensar en otra cosa cuando sintió esa sombra dulce por el pecho y se desesperaba como si no quedara tiempo suficiente. Los miedos desaparecieron, el pasado se esfumó, las manos de Tiño le dejaron la piel nueva y la mente en blanco, apenas podía reconocerse entre los dedos del mulato, entonces no recordó promesas ni juramentos y bailó, jadeó y montó por primera vez al negro y éste la acompañó con el ritmo afro, con los latidos latinos, y las palabras en portugués. Cuando Tiño se le aferró a la espalda ella sabía que no resistiría más y se apresuró para alcanzarlo, trató de contenerlo un momento pero el tibio río la recorrió por dentro.

Hincada en la piedra maldecía su suerte, no dejaba de recordar, de intentar reconstruir sus pasos, como si con eso cambiara algo. Abajo, las casas diminutas empezaban a desaparecer, retumbaba la advertencia de Mae do Santos, el canto de Tiño se disolvía en la costa; el dolor comenzó a disminuir también las fuerzas y como una cruz enterrada en su vientre las dos agujas de cocer cumplían la promesa; Ivana Sousa das Rozas
¡jamás tendría un hijo!

Código de registro: 1701230433802

: 23-ene-2017 23:35 UTC

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